sábado, 30 de junio de 2012

Fragmento primer capítulo Garrett Blair

      Paseo calle arriba sin prisa alguna. El barrio está como siempre, un ambiente tranquilo y las casas iluminadas. Cuando comienza a refrescar emprendo el camino de vuelta. Me dispongo a dar el último mordisco a mi manzana cuando algo me frena en seco.
      Negro.
      Grande.
      Muy, muy temerario. El perro me mira fíjamente, sin parpadear, sin apenas respirar. Parece dispuesto a atacar y eso no relaja las cosas, aunque no veo por qué no. El perro tendrá hambre, estará cansado y soy un blanco fácil ya que no soy el más bruto del equipo de hockey. Flexiona levemente las patas traseras, ahora no hay duda. Es el fin. Puedo ver cómo lentamente se le dilata la pupila. La pupila de dos enormes y profundos ojos rojos. Como lo leéis.
      Sus repentinos ladridos me muestran esos amarillentos y sucios dientes como afiladas estacas.
      Pero, no me mira a mí. No soy su blanco.
      Muevo con delicadeza el brazo arriba y abajo, a un lado y al otro. Irónico. Ese mortífero perro tan solo quiere mi manzana. Sigo con los movimientos, asegurándome de ello ya que estoy atónito, sujetando la manzana con tal fuerza que me extraña que no la rompiera en pedazos. Vuelvo mi mirada hacia sus patas. En el preciso instante en el que va a desgarrarme el brazo en busca de su premio, me doy la vuelta y lanzo la manzana lo más lejos que me permiten mis nervios cuesta arriba.
      - ¿ESTÁS LOCO?- grita una voz a mi espalda. Al girarme y ver quién es desearía que el perro me hubiera arrancado el brazo. Ropa negra, ceño fruncido y las llaves del Volkswagen en la mano.
      - ¿Qué?- me siento estúpido. Hace demasiado tiempo que no hemos cruzado palabra. Me es raro volver a oír su voz.
      - ¡Kibo es carnívoro! No puede comer fruta. ¿¡Sabes lo que le pasa cuando come un gramo de cualquier fruta de este planeta!? Y tu vas y le tiras una manzana sin preguntar a tres pueblos de aquí- curiosamente, su mirada asesina y su cara de frustración me recuerdan a "Kibo".
      - Gracias, es un todo un halago. La verdad es que no me esperaba haberla mandado tan lejos, después de llevar como una semana sin entrenar...-.
      - ¡Pero bueno! ¿Tú de qué vas?- se acerca a mí unos metros y no pude evitar ruborizarme.
      Kibo sigue en lo alto de la cuesta, degustando placenteramente de la manzana que le he regalado.
      - Pues yo creo que no le pasa nada... Está bastante contento, no deja de mover la cola- digo, bastante seguro de mí mismo. Tal vez demasiado. Corre hacia él y me empuja con el hombro al pasar por mi lado. Le agarra fuertemente del collar y le susurra unas cosas al oído. Para mí que necesita más compañía. Al entrar de nuevo en su casa, dio un portazo.

      Al despertarme al día siguiente por la mañana, no pude evitar una imagen en la cabeza: aquellos enormes y horrorosos ojos rojos.

2 comentarios:

  1. vale, quiero saber mas xD repasa lo de no come puede comer falta una coma o sobra una palabra. esperando mas xd

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  2. jajajaja muchas gracias, tendrás más. En lo de come, es que se me había escapado una palabra jajaja. Gracias mi fiel blogger :)

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