domingo, 1 de julio de 2012

Garrett Blair: Esta es mi vida (Parte 1)

      Ya es tarde cuando me levanto de la cama pero no importa, el profesor Clapton me perdonará. Cuando bajo las escaleras de dos en dos, finjo parecer apresurado ante mi madre, aunque en realidad no lo esté.
      Al llegar a la cocina, mi padre ya se había marchado a la oficina porque tenía que llegar antes a casa. Normalmente está cuando bajo a desayunar. Hay un ambiente angustioso en la casa, el cual mi madre no para de irradiar y transmitir, ya que vienen los compañeros de su Club de Golf. Es imposible calmarla sin que te muerda.
      El autobús ha salido ya hace minutos, por lo que no hay remedio y voy andando. Mi vecina, la señora Kerr, está cuidando cariñosamente de su hermoso jardín y me saluda cuando paso por su acera.
      - Hola Garrett, ¿qué tal estás?- me pregunta, sin apartar la vista de sus plantas.
      - Bien señora Kerr, voy al colegio-.
      - Oh. Pero el colegio empezó ya hace tiempo Garrett. Le diré a mi hija que te lleve o no te dejarán pasar- se disponía a abrir la puerta y llamar a su hija, pero no podía permitirlo.
      - ¡NO! No se moleste, llego bien andando- emprendo de nuevo el camino que seguía, para dar por finalizada la conversación. Intento fallido.
      - No es molestia. Aún no ha salido- cuando se mete en la casa corro calle abajo lo más rápido que me permiten mis piernas. Me pareció un gesto grosero, pero no estaba dispuesto a compartir diez de mis valiosos minutos con ella.
      Pensaréis que este miedo a la hija de mi vecina no es normal, o que es una estupidez, pero no puedo evitarlo. Viene de atrás. Recuerdo la primera y última vez que hablé con ella, años antes. Mi familia y yo nos acabábamos de mudar a Detroit, a una hermosa casa de un barrio típico americano, un bonito césped perfectamente cortado y vallas blancas en la puerta. Me estaba instalando en mi nueva y amplia habitación cuando mi madre me dijo que le llevara una tarta a los vecinos, como gesto de amabilidad. A mí me parecía una tontería, pero en aquellos tiempos, un niño hace lo que le dicen sus papás.
      Ella abrió la puerta. Estaba completamente vestida de negro y apenas tendría un año más que yo. No acostumbraba a ver niñas góticas a tan poca edad, por lo que me quedé estupefacto.
      - ¿Qué quieres?- me preguntó con voz cortante.
      - Yo... esto... mi madre... es que esta tarta...- se me trabó la lengua y no pude decir más.
      - ¿De qué es?- preguntó, mirando el plato de plástico azul con la tarta encima.
      - Creo... creo que es... es plátano...- no me dejó acabar, aunque no creo que hubiera hablado más.
      - Le tengo alergia al plátano- se dio la vuelta y me dio con la puerta en las narices.
      Mis padres llamaron más tarde y charlaron con la señora Kerr, pero yo me quedé agazapado en su puerta como un niño estúpido y cobardica. El motivo era que yo no quería saber el nombre de aquella niña diabólica, porque estaba seguro de que me acompañaría en mis pesadillas, al igual que lo hacen los plátanos.
      Sé que esto os parece una sandez, pero me marcó. Aunque sea varios años mayor y es raro que le siga teniendo miedo a una niña de siete que hace meses que no la veo y que tan sólo tenía alergia alimenticia, no habéis visto sus ojos asesinos.
      Tan sólo me quedaba una manzana para llegar al instituto y estaba cansado por haberme recorrido el camino corriendo. No me fue nada difícil entrar a clase, sorteé al conserje, me colé por la puerta, le dije al profesor Clapton que el conserje había visto la nota de mi madre diciendo que había ido al médico y me senté en mi sitio. Esto, al resto de alumnos les parece injusto, ya que no les tiene el mismo cariño a todos, pero yo no me quejo y tampoco alardeo de ello.
      A mi lado está Scarlett. Pelirroja, tez pálida, capitana del equipo de animadoras de este instituto, alta, delgada y... sí, es mi novia. Detrás mía hay un asiento vacío y en el contiguo está Beck, mi mejor amigo tanto dentro como fuera de la pista de hielo. Al acabar la clase nos saludamos y Scarlett corre al baño para retocarse los polvos de maquillaje, como siempre.
      - Tío, el otro día la vi. Es preciosa. Alta lo justo, de un color muy brillante, y no digamos las ruedas- sí, hablaba de una Ducati Monster, su novia ideal. Planea comprarse esa moto desde que cumplió los doce. Pero a sus padres no les entusiasma la idea.
      - Eso es amor a primera vista ¿eh?- me sonrió y meneó la cabeza, mientras idolatraba a su amor platónico.  
      Las tres siguientes clases transcurren lentamente. Primero matemáticas, luego historia, y por último, pero no la menos aburrida, biología. Al llegar al comedor, nuestra mesa habitual está ocupada con dos animadoras y el portero del equipo. Scarlett usa la excusa de que parecemos críos jugando con las patatas fritas para ir al baño de nuevo y así, no probar bocado. Sus amigas animadoras la siguen como perritos falderos.
     
       - Garrett, no hace falta que bajes a saludar, tan sólo arréglate un poco, por si las moscas- me dijo mi madre al llegar a casa.
      - De acuerdo- subí a mi habitación y me puse el conjunto que mi madre me había dejado preparado para la ocasión. 

2 comentarios:

  1. az un repaso porque te has comido algun espacio y letra. como uso el movil me cuesta decirte los lugares concretos. saludos y a la espera de mas

    ResponderEliminar
  2. okay, ahora lo revisaré. muchas gracias, esta tarde publicaré la segunda parte! :)

    ResponderEliminar